Dashiell Hammett - "Cosecha Roja" (Alianza Editorial)

Dos entradas y dos exitosos autores contemporáneos de novela negra. Tras ellos me pidió el cuerpo acudir a las raíces, y si este género las tiene, pasan necesariamente por la pluma de Dashiell Hammett, el escritor leyenda. Leyenda porque en eso le convirtió el cine, especialmente por la popular adaptación de su novela El Halcón Maltés; pero mítico, verdaderamente, por decirse de él que su vida fue tan tormentosa como la de sus personajes. Él fue el detective que se recicló en escritor, y el escritor que acabó arruinado por un amor apasionado y bañado en alcohol.

Antes de que lo segundo pasara, Hammett se catapultó a la fama con Cosecha Roja, una impresionante novela en la que acompañaremos a un detective privado -cuya identidad nunca conoceremos- a Personville, una ciudad en la que la corrupción campa por sus respetos y cuyos sus habitates han rebautizado como Poisonville. Llamado por un cliente que fallece asesinado justo antes de entrevistarse con nuestro protagonista, el detective pronto es contratado por el padre de la víctima, el empresario más poderoso de la ciudad, para que acabe con las bandas que le están arrebatando su poder. Para ello, el detective no dudará en mezclarse con ellos y enturbiar el ambiente, con la intención de que sean unos los que acaben con otros.

La trama de Cosecha Roja es espectacular, pues a pesar de su apariencia enmarañada, el lector mínimamente atento no perderá el hilo en la sucesión de acontecimientos teñidos de sangre, que se suceden vertiginosamente. Del mismo modo, destaca también la agilidad de unos diálogos que, protagonizados por ese antihéroe que es nuestro detective de la Continental (que volvería a protagonizar la novela La Maldición de los Dain y un buen puñado de relatos breves del autor), crearían escuela en el género. No obstante cabe señalar que esta novela, publicada por primera vez en 1929, supone la esencia misma del estilo policíaco; y su dureza, el trazo grueso con que es relatada, tan contrastado como el duro blanco y negro de las primeras películas que lo llevarían a la gran pantalla, podrá no agradar a los que gusten de las historias más sutiles en que ha devenido el estilo con los años.

Sin embargo, Cocecha Roja tiene una virtud fundamental que la hace, además de su cualidad de seminal, sobreponerse a muchas de sus seguidoras y a la mayoría de las obras de nuestros días. Y no es otra que su universalidad. Pues aunque la trama se pueda situar fácilmente en la época en que se escribió, su falta de detalle, las vagas descripciones de sus protagonistas y la naturaleza visceral en que manifiestan sus sentimientos, hacen que su historia trágica sea fácilmente asumible, viva y comprensible, tanto entonces como ahora, pasados tantos años desde su aparición. Y así se forjan también los clásicos.

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