"Los hombres que no amaban a las mujeres", adaptada al cine

Si quieren que les diga la verdad, no tenía ni idea de que hubiera un proyecto en marcha para llevar la exitosa primera entrega de la serie Millenium de Stieg Larsson a la gran pantalla. Por eso me ha pillado por sorpresa leer hoy en la prensa que la adaptación de Los hombres que no amaban a las mujeres (Män som hatar kvinnor en su título original) no sólo ya se había filmado, sino que se estrenaba hoy en los cines de Suecia y Dinamarca. De ahí a buscar en internet para ver el trailer sólo han pasado unos segundos. Aquí les dejo uno de ellos, el menos explícito (el otro, siguiendo este enlace). Por si les pica la curiosidad.



Aquí pueden leer lo que Provi Durán escribió sobre la novela en este mismo blog.

Si hay un cómic grande entre los grandes, con todos los que hemos sacado por aquí…para mí es éste. Dentro de poco hará un año que se publicó por fin en España y nos alegró la vida. Hay libros como Fun Home que devoras en dos sentadas y que, sin embargo, te gustaría que duraran para siempre, como en la viñeta de Liniers. Son los que marcan diferencia. Decía que me había alegrado la vida, aunque esta novela gráfica es más tragedia que comedia pero es lo que hay cuando se encara la realidad conscientemente, y es precisamente el drama lo que pone las cosas en perspectiva. Alison Bechdel cambia de registro, de los desenfadados álbumes Unas bollos de cuidado sobre su entorno lésbico, al relato intenso y personal de una novela gráfica de las que hacen época y que fue elegida entre los mejores libros del año 2006 por cabeceras como The New York Times.

Cuando leemos Fun Home no podemos dejar de pensar en la querida familia Fisher de Six feet under, con la que los Bechdel comparten negocio. El entorno que rodea a la autora en su infancia, y que tan bien muestra aquí, le marca y resulta idóneo para tratar sobre la muerte, la vida, el encierro, la represión… ella vive todo eso de cerca, entre la extrañeza y la naturalidad según el caso. El poeta William Wordsworth decía aquello de “el niño es el padre del hombre”, una verdad fundamental que nos explica muy bien y que aquí contemplamos en la evolución de la pequeña Ali: las relaciones de la particular familia, el ambiguo matrimonio que forman sus progenitores, su despertar sexual como lesbiana en la universidad, la muerte del padre, su conflictiva e intensa relación con él (“es verdad que no se suicidó hasta que tuve casi veinte años. Pero su ausencia resonó retroactivamente, reverberando a través de todo el tiempo que le conocí”)….y todo a través de unas viñetas preciosas, llenas de poesía, que conmueven, que maravillan.

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Lo mejor de Fun Home es el hilo del relato, el continuo tanteo en idas y venidas, la verdadera exploración que la autora hace de su propia biografía y de qué manera entrelaza su histo
ria y la de su padre, su alumbramiento en presente y la decadencia y tormento de él en el pasado. Hay una total impudicia por parte de Bechdel al mostrar los secretos de su familia, como una catarsis necesaria con la que expiar el sufrimiento. No en vano les dedica el libro a su madre y hermanos diciendo “lo pasamos muy bien a pesar de todo”. ¿Y dónde queda entonces la parte cómica? Pues como la vida misma, en la desgracia también cabe la risa, y es en los pequeños detalles cotidianos donde encontramos lo entrañable de una familia: en la cara de alucine de los hijos ante el furor esteticista del padre y su inflexibilidad ante la combinación de colores a la hora de vestirla (“Yo era espartana y mi padre era ateniense. Yo era moderna y él victoriano. Una marimacho para su princesa. Yo era utilitarista y él un esteta”), en las ocurrencias infantiles y las situaciones esperpénticas que se daban en una funeraria habitada por tres niños. Y todo ese recorrido, plagado de citas y referencias literarias muy bien traídas, con un lugar preponderante para Marcel Proust pero también con la erótica interpretación que hace la autora con su novia del libro de Roald Dahl James y el melocotón gigante. Vamos, una delicia.

Amélie Nothomb - "Cosmétique de l'ennemi" (Le Livre de Poche)

Para clase de francés me he examinado de este libro y por primera vez, y espero que sirva de precedente, me ha motivado lo suficiente para hablar de él aquí. Le petit Nicolas y compañía no daban mucho juego, la verdad. Anteriormente solo había leído de (la exitosa) Amélie Nothomb Antichrista, una novelita sin mucha trascendencia donde sí puedes captar enseguida la querencia de esta mujer por las relaciones obsesivas. En Cosmétique de l’ennemi, que es anterior, va también por ese camino, centrándose especialmente en el conflicto de dos personajes, por así decirlo. Esta es una de esas ocasiones en las que te piden que no desveles nada de la historia porque la gracia, supuestamente, está en llegar desprevenido a la sorpresa final. Para mí no hay tal sorpresa, casi al principio del libro uno de los personajes empieza a hablarle al otro del ‘enemigo interior’, del jansenismo, de Pascal…Y a partir de ahí todo sigue el camino lógico.

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Hay infinidad de películas y libros que hablan de ello. Dejemos al margen algunos detalles poco verosímiles del desarrollo de la historia, como la chapucera trama criminal o la visión trasnochada yofensiva del amor y las relaciones, con la mujer como mero objeto receptor, con la idea de ‘la maté porque era mía’ y similares, que probablemente la autora introduce a modo de crítica. Lo realmente interesante de esta novela corta es que profundiza de manera muy directa y ágil en la psicología del ser humano, y como quien no quiere la cosa se pone a hablar de la dualidad, del Jekyll y Hyde que todos llevamos dentro, del enfrentamiento entre la parte consciente e inconsciente de una mente enferma, de nuestros demonios interiores… Solo por hablar de todo esto y tener ese gusto especial por los cementerios, la Nothomb me tiene ganada.
Aquí va mi extracto favorito, que habla precisamente de todo esto (siento ponerlo en francés, no tengo la versión traducida): “Je crois en l’ennemi. Les preuves de l’existence de Dieu sont faibles et byzantines, les preuves de son pouvoir sont plus maigres encore. Les preuves de l’existence de l’ennemi intérieur sont énormes et celles de son pouvoir sont écrasantes. Je crois en l’ennemi parce que, tous les jours et toutes les nuits, je le rencontre sur mon chemin. L’ennemi est celui qui, de l’intérieur, détruit ce qui vaut la peine. Il est celui qui vous montre la décrépitude contenue en chaque réalité. Il est celui qui vous met en lumière votre básese et celle de vos amis. Il est celui qui, en un jour parfait, vous trouvera una excellente raison d’être torturé”.

Jeffrey Eugenides - "Middlesex" (Anagrama)

Últimamente la cosa va de decepciones. No puedo ubicar Middlesex (ganadora del Pulitzer en 2003) en el catálogo de ‘grandes decepciones’ pero es un libro que tenía pendiente hacía tiempo y cuya lectura postergaba precisamente en la confianza de que era una apuesta segura. Gente cuya opinión respeto mucho me la había puesto por las nubes, un novelón de esos que tanto nos gustan. Pero finalmente para mí no ha llegado a tanto. Lo he leído con mucho interés pero no me parece la Gran Novela Americana que se dice en la contraportada. Quizá es lo que ocurre cuando tienes tantas expectativas.

Jeffrey Eugenides me había causado sensación con Las vírgenes suicidas, que leí siendo adolescente. En esa época, ya se sabe, estás a flor de piel y te tomas todo a la tremenda, y a mí los componentes drama y suicidio que tiene la historia de las hermanas Lisbon me fascinó. Reconozco, de todos modos, que aún entonces no me convencía el enfoque que el autor daba al asunto, tan contemplativo, tan de adoración masculina y las niñas tan cosificadas. Pero aún con eso la novela conseguía, y consigue, removerme. Aquí, sin embargo, le falta ese plus, esa conexión que hace que un libro te descoloque. Para mí el personaje más interesante, del que quiero saberlo todo, es Calíope-Cal, la voz protagonista, pero se detiene mucho más en el contexto histórico y en la familia. Cuando acabé el libro me sentí desilusionada.

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Claro que se puede argumentar que Middlesex es precisamente eso, una saga familiar, aunque el sujeto protagonista, un intersexual, Calíope, nacida aparentemente niña y educada como tal, que al llegar a la adolescencia se transforma en Cal, capta toda la atención: “(…)la cosa no es tan sencilla. Yo no encajo en ninguna de esas teorías. Ni en la de biología evolutiva ni en la de Luce. Mi conformación psicológica no concuerda con ese esencialismo tan popular en el movimiento intersexual. A diferencia de otros de los llamados pseudohermafroditas varones
de los que se ha escrito en la prensa, yo nunca me sentí fuera de lugar siendo chica. Sigo sin encontrarme enteramente a gusto entre hombres. El deseo me hizo cruzar al otro lado, el deseo y la realidad de mi cuerpo.” No es habitual encontrar novelas con personajes tan fuera de la norma, aunque como dice Calíope en cierto momento: “Me había equivocado con Luce. Yo contaba con que, después de hablar conmigo, decidiría que era normal y me dejaría en paz. Pero empezaba a entender algo de la normalidad. La normalidad no era normal. No podía serlo. Si la normalidad fuese normal, nadie se preocuparía de ella”.

A lo largo de sus más de seiscientas páginas y repartida en cuatro partes, conoces la andadura de los antepasados de Calíope desde Esmirna, en la comunidad griega de Turquía a principios del siglo XX, la travesía en barco que lleva a sus abuelos a Ellis Island, hasta su asentamiento final en Detroit. Eugenides conoce bien de lo que habla y se detiene en ello con un lenguaje exhuberante y lleno de referencias: el contexto histórico previo a la guerra entre Grecia y Turquía en 1922, las tradiciones griegas, el nacimiento del movimiento negro en la sucia Detroit e incluso los primeros coletazos de las reivindicaciones gays y trans. Entre todo este panorama, Detroit es un protagonista más de la novela, y resulta muy atractiva la manera que tiene el autor de retratar la urbe más sucia de Estados Unidos, con cariño e ironía. Allí se fraguó el Black Power y vemos a través de los ojos de la inquieta niña el racismo que lo provocó y la transformación continua que vive la ciudad. Y esto, junto a las pinceladas sobre el vibrante San Francisco de principios de los setenta, donde Cal empieza a tomar conciencia de su realidad, es lo más estimulante del libro.

Todo esto, muy bien pero yo no me quedo satisfecha, me da la sensación de que se ha desaprovechado el potencial narrativo de Cal, saber qué le pasa a partir de los diecisiete, cómo se enfrenta al mundo, y me quedo con ganas de leer más reflexiones como estas: “Pensé en el hecho asombroso de que el mundo contuviera tantas vidas. En aquellas calles, la gente se veía envuelta en mil asuntos, problemas de dinero, problemas amorosos, problemas con los estudios. (…). Nacían niños. Y en algunas casas había personas que envejecían, enfermaban y morían, dejando que otros llorasen su muerte. Eso pasaba de continuo, inadvertidamente, y eso era lo que realmente importaba. Lo que verdaderamente tenía importancia en la vida, lo que le daba peso específico, era la muerte. Vista de ese modo, mi metamorfosis era una acontecimiento de escasa significación.” O: “Chéjov tenía razón. Si hay una escopeta en la pared, tendrá que dispararse. En la vida real, sin embargo, nunca se sabe dónde está el arma”. En fin, con Middlesex me ha ocurrido eso que se expresa muy bien en inglés: ‘mixed feelings’.

Lorenzo Silva: "La novela histórica implica invención"


Aupado a la popularidad gracias a sus novelas policíacas, Lorenzo Silva es actualmente uno de los autores más populares de la literatura española. Y lo es no solo por sus obras de intriga, sino también por la versatilidad demostrada en una trayectoria en la que caben muchos otros registros. El blog del inquisidor (Destino, '08), su nueva novela, es otra prueba de ello. Una obra formalmente novedosa, que refleja la misteriosa relación que establecen dos desconocidos a través de internet a través de un hecho sucedido siglos atrás, y en la que también cabe el misterio.

El blog del inquisidor es un título muy sugerente, que mezcla nuevas tecnologías con un personaje del pasado, pero no es precisamente una novela de viajes en el tiempo, ni una novela histórica.
No al menos en el sentido convencional en que nos referimos ahora a ‘novela histórica’ tratando de reconstruir unos hechos históricos convirtiéndolos en un relato más o menos lineal. Aquí hay una referencia a un episodio histórico que es real, un proceso de la inquisición del siglo XVII que juzgó y condenó a unas monjas de un convento de Madrid y a su confesor por una serie de sucesos raros, aunque el caso fue posteriormente reabierto y las monjas absueltas. Esa historia es el punto de partida, pero en lugar de contarla directamente, lo que hago es mostrar a dos personajes contemporáneos que se interesan por ella, que coinciden en internet porque uno de ellos la escribe en un blog. Dos personajes que a su vez empezarán a tratar de averiguar más el uno del otro.

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Como dice, la obra tiene esa intriga de averiguar la identidad del otro y el elemento histórico, pero también parece un cuento sobre la comunicación en nuestros tiempos.
Sí, la historia del siglo XVII se pone al servicio de la sensibilidad contemporánea, aunque en muchos aspectos es la misma, porque hay cosas que son permanentes. Y al final es cierto que nos acaban interesando más los personajes que investigan, en qué medida encuentran en esa vieja historia de las monjas un eco o una metáfora de sus propias vidas, e incluso su propia redención.

A nivel narrativo, la obra le habrá supuesto un ejercicio de estilo, al emplear los formatos de los blogs y los chats. Qué le vino primero a la hora de escribirla, ¿el fondo o la forma?
La verdad es que soy incapaz de disociar esas dos cosas. Creo que el fondo empieza a construirse con la forma, y la forma la defines a partir de lo que quieres contar. Hay una interrelación muy clara. En este caso lo que pretendía era recoger esa nueva forma de comunicación humana y me pareció que el mejor modo de hacerlo era procesar literariamente esos esquemas que ha creado internet. Esta es una novela epistolar, pero en lugar de utilizar la vieja carta postal que sustentaba la novela del XIX utiliza las herramientas que brinda internet.

Respecto al contenido, llama la atención que haya recuperado un caso real tan extraño. ¿Cómo lo conoció?
Fue hace muchísimos años a través de un libro de Julio Caro Baroja, llamado ‘Las formas complejas de la vida religiosa’, y que habla de las herejías españolas de los siglos XVI y XVII. En ella comentaba el caso de Teresa Valle en un pequeño pie de página, aunque en él ponía lo que me interesaba como novelista: que en la Biblioteca Nacional se conservaba su pliego de descargas, lo que quería decir que podría consultar directamente la voz de la protagonista. La voz de una mujer defendiéndose sola de la inquisición era un material excepcional sobre el que había que hacer algo. Aunque tardé mucho en encontrar la forma de hacerlo sin acudir al formato lineal de la novela histórica que me habría obligado a inventarme muchas cosas que no eran verdad y a decidir sobre cuestiones concretas en un sentido en el que no tengo elementos suficientes para decidir. Yo he leído tanto la acusación del fiscal hablando horrores del convento, como la defensa de la monja. ¿Quién dice la verdad? Yo no lo sé.

Comparte entonces la opinión de su personaje en el libro sobre la novela histórica.
Lo cierto es que yo he disfrutado con la novela histórica, y no soy yo un escritor que desprestigie a quien elige unas opciones distintas a las suyas. Lo único que digo es que no es mi opción, no que valga menos o sea peor. Eso sí, hay que observar que la novela histórica implica invención, y en muchas ocasiones, sus escritores no permiten al lector deslindar concretamente lo que es ficticio de lo que está documentado, que tampoco digo que sea verdad porque el hecho de que algo esté documentado no implica su veracidad.

Al género que más veneración dedica, por el volumen que dedica en su bibliografía, es al negro.
Sí, aunque no ocupe ni la mitad de mi producción, sí es lo que más ha llamado la atención (risas).

¿Está preparando ya alguna obra en esa línea?
Sí, de hecho, desde hace unos años, al margen de mi trabajo en otros campos voy alternando más o menos una novela de género con otra llamémosla libre. Esta era la libre y, efectivamente, he empezado ya con la policíaca, recuperando a mis personajes más conocidos.

Imagino que una novela como El blog del inquisidor le exigirá más que recuperar a su pareja de la Guardia Civil.
Se dan, desde luego, problemas que en las otras novelas tengo resueltos. En aquellas los personajes ya están construidos, tienen su personalidad, su biografía; mientras que aquí los tengo que hacer, es un ejercicio nuevo. Pero también aquellas novelas tienen su dificultad. El hecho de partir con unas premisas a las que te debes sujetar, con las que debes ser coherente, limita mucho. Supone un reto como creador: el de tratar de innovar en algún sentido.

Aunque esta novela no sea de género, no podría dejar de preguntarle por el buen momento que parece pasar ahora la novela negra. ¿Es realmente un momento tan bueno?
En España sin duda, yo diría que el mejor de la historia. De hecho en España apuntó un poco en los ochenta pero luego se hundió en los noventa en una sima de desprecio. Pero ahora es un fenómeno floreciente, con lectores, con multitud de actividades en torno a él. Pero creo que también se debe a que los escritores de género negro en España han aprendido a contar historias que reflejan la realidad muchas veces de un modo que otro tipo de escritores no consiguen.

¿A nivel de crítica se ha logrado también superar el prejuicio?
Yo creo que sí. Se ha superado eso de que novela negra es igual a novela popular, novela popular igual a novela barata, y novela barata igual a novela de menor entidad. Creo que eso ya quedó mucho más atrás. Es un género que forma ya parte del canon occidental y de las grandes creaciones culturales de occidente en el siglo XX.

Se acaba la entrevista y no le he preguntado por su blog, que tiene, por cierto, un poco abandonado.
No (risas). Es que paradójicamente, aunque el blog me parezca una herramienta de comunicación muy interesante, no es para mí. Necesito tanto tiempo para mis novelas, tanto para escribir el resto de cosas que hago, que no encuentro espacio en el día para escribir un blog como es debido. Puede parecer una paradoja, pero yo no soy bloguero.

AUTOR POLIFACÉTICO
Aunque seguramente la mayor parte del público lo conozca por sus novelas, Lorenzo Silva escribe textos también para otros medios. Uno de sus últimos trabajos fue el guión, junto a Antonio Onetti, de 20 N. Los últimos días de Franco la ‘TV movie’ que recientemente estrenó Antena 3. Esta relación con la pequeña pantalla llevó a muchos de sus seguidores a pensar que el autor de Carabanchel también estuvo detrás de la serie Patricia Marcos: desaparecida, protagonizada por una pareja de la Guardia Civil muy similar a la de sus novelas negras, aunque él lo desmiente: «El guionista de la serie me llamó para jurarme que todo eran coincidencias. Qué puedo decir yo. Al menos tuvo el detalle de llamarme (risas)».

REFERENTE 'CRIMINAL'
La popularidad obtenida por sus personajes Bevilacqua y Chamorro a raíz de la obtención del Premio Nadal del 2000 con
El Alquimista Impaciente y la serie de novelas que llevan protagonizando desde 1998 ha posicionado a Lorenzo Silva entre los referentes españoles de novela negra. Un género seguido por miles de lectores y que cuenta con varios encuentros literarios a lo largo y ancho del país, en los que el autor siempre supone una presencia destacada. Sin ir más lejos, hace pocas semanas se estrenó uno nuevo en Getafe, en el que el autor de Carabachel ejerció de comisario. «Fue una experiencia muy gratificante. Haber introducido a Madrid a la geografía del género negro, y haberlo hecho a través de una ciudad de la periferia como es Getafe, asentándolo en un año como éste, ha sido una satisfacción», nos comentó.

Entrevista publicada originalmente en el suplemento de ocio de Superdeporte el 2 de enero de 2009.

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