El aumento de certámenes alrededor del género negro en nuestro país es un placer para los aficionados, que pueden ver como el número de lanzamientos se multiplica, e incluso, en el caso de los más afortunados, escuchar de voz de sus autores favoritos un análisis, sin ficción de por medio, tanto de su obra como de la realidad en la que se inspira. Yo no fui de los segundos, pero si de los beneficiados por lo primero, pues el certamen Barcelona Negra que tuvo lugar la pasada semana impulsó la publicación en nuestro país de una nueva obra del exitoso escritor británico Mark Billingham. El creador de las novelas protagonizadas por el inspector Tom Thorne, pasó por Valencia para promocionar Bajo Tierra (Algaida, 2008) y no perdí la oportunidad de hacerle unas preguntas, aunque lamentando que la situación se presentara cuando todavía no conozco su obra.

Acaba de asistir a la última edición de Barcelona Negra. ¿Qué tal la experiencia?
Era la primera vez que asistía y ha sido divertido. Es como otros festivales europeos, aunque no como los británicos. Aquí ha habido debates muy serios, público entusiasta y un montón de bebida.
¿Qué lo diferencia de los festivales anglosajones?
Creo que la diferencia fundamental es que allí hay cierto esnobismo, clasismo, entre los aficionados, mientras que aquí se toma desde un punto de vista más serio, valorándolo entre la escritura en general, lo cuál está muy bien.

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El motivo de su visita es la presentación de Bajo Tierra, su última novela publicada en España. Es tu segunda obra editada aquí, pero es la sexta protagonizada por tu personaje Tom Thorne. ¿Cómo lo ve? ¿Puede esto afectar a la comprensión de las historias que cuenta?
La verdad es que no sé porque se están publicando en este orden. Fue una gran sorpresa para mí porque es muy extraño. Mi agente me comentó algo al respecto pero poco se podía hacer. Es algo que suele pasar con muchas editoriales a lo largo del mundo. Ellos compran los derechos de los libros, los traducen y deciden el orden en que los publican. Yo sólo los escribo. De todos modos, aunque hay cierta continuidad, yo escribo los libros pensando que han de funcionar por sí mismos, como si fueran obras independientes, por lo que creo que no supondrá mucho contratiempo que se lean con el orden alterado.
Se lo preguntaba porque hay obras de otros colegas, como las de Ian Rankin, que en caso de no leerlas por orden uno se perdería buena parte del meollo de lo que cuenta.
Sí, estoy de acuerdo contigo, aunque hay mucha gente que lo hace. Yo por ejemplo la primera obra suya que leí no fue la primera, pero me empujó a buscarla y a leerlas todas desde el principio. A mí me gusta hacerlo así, pero hay mucha gente que no lo hace, de modo que mis obras las concibo para que funcionen en cualquier orden.
Sea como fuere, su principal personaje es el mismo, el inspector Tom Thorne y en España es prácticamente un recién llegado. ¿Podría presentárnoslo?
Claro. Yo diría que es un policía muy emocional, pero quizás no un gran policía. No siempre tiene la razón, al contrario, está muchas veces equivocado; no hace siempre lo que se le ordena o lo que se supone que debería hacer; se podría decir que es un poco desastrado, pero se preocupa. No se llama Thorne por casualidad (el termino inglés similar thorn se traduciría como “espina”, n.a.), porque es un personaje a veces molesto para los demás. No se da cuenta de cuando molesta en un sitio y al tiempo tampoco sabe apreciar cuando la gente sí le requiere en serio. En lo anecdótico tiene dos grandes pasiones, la música country de Hank Williams, Johnny Cash, y su equipo de fútbol, el Tottenham FC.
Tengo entendido que usted iba para actor y que empezó haciendo pequeños papeles de delincuentes en series policiales británicas de televisión. ¿Fue esa su primera relación con el género policial?
Quizás, hice tanto policías como ladrones, pero bueno, creo que lo que me aportó fue darme cuenta de que quería hacer algo sobre lo que tuviera algún control, ya que como actor no tenía ninguno. Es un trabajo terrible. De modo que me dirigí hacia la stand up comedy (monologuista de club, n.a.), donde es más fácil controlar tu destino. Pero quizás el hecho que más fuertemente determinó que empezara la serie de novelas protagonizadas por Thorne sucedió un año antes de que empezara a escribir, cuando fui víctima de un ataque en un hotel, en el que fui secuestrado durante unas horas por tres tipos, y que me impulsó a contarlo. No obstante, yo siempre fui un lector de novelas negras.
Eso he oído, que es un gran fan. ¿Cuáles son sus principales referencias?
Oh, de todo, desde las novelas de Sherlock Holmes, Dashiel Hammet, Raymond Chandler... hasta autores modernos, la mayoría de ellos americanos, como George Pelecanos, James Lee Burke, Michael Connelly…
Volviendo a su trabajo, el hecho de haber sido primero popular como comediante, ¿cree que le ha podido marcar de cara a su reconocimiento como autor?
No, no creo. Es más, pienso que me ayuda cuando participo en presentaciones, porque siempre que las hago empleo los primeros veinte minutos haciendo un poco de comedia, una especie de monólogo, y la gente ríe bastante en ese rato, y de pronto doy paso a la lectura del principio del libro que suele ser bastante oscuro, lo que me ayuda a enfatizar esa oscuridad por contraste. Creo que funciona muy bien.
He visto que todavía hace actuaciones de stand up de vez en cuando.
Pero muy ocasionalmente. Trabajé en eso durante veinte años y ahora no tengo realmente tiempo, porque vieajo mucho con la promoción de los libros y tengo también que escribirlos. Pero sí, aún hago alguna actuación ocasional en el Comedy Store, el club más importante de Londres. Todavía me gusta.
Como dice, no debe de tener mucho tiempo, porque desde que publicó la primera aventura de Thorne va a libro por año. ¿Cómo consigue ese ritmo?
Soy bastante disciplinado y, aunque no escribo todos los días, siempre cumplo con los plazos que me impongo y tengo mi rutina diaria muy planificada. Creo que es algo que comparto con los escritores a los que más respeto. Es un trabajo y lo trato como tal. No es algo místico o genético, ya sabes, uno no se sienta esperando la inspiración o las musas, uno se sienta y trabaja. Es un buen trabajo, pero es trabajo de todos modos.
Y al margen del secuestro que sufrió y que inspiró uno de sus libros, ¿cómo es su rutina de trabajo? ¿De dónde saca la materia que le inspira?
De cualquier parte. Sé por ejemplo, que la próxima semana voy a empezar a escribir una nueva novela de Thorne y aún no tengo una idea en mi cabeza. Pero habitualmente suelo empezar a trabajar a partir de una imagen. Por ejemplo Bajo Tierra lo empecé a escribir sólo con la idea de un chico con la cabeza envuelta en una bolsa de plástico y ni yo mismo sabía porque era así. Simplemente era una imagen que a saber de dónde viene, un día puede ser de una columna del periódico, otro, una anécdota que te ha contado alguien. Yo no parto de una historia, sino de una imagen.
Precisamente esta semana hablando con otro autor de novela negra, me comentó que él necesitaba conocer toda la historia antes de ponerse a escribirla y que no podía ponerse en la piel de escritores que improvisaban. Veo que su caso es el diametralmente opuesto.
Sí, bueno, creo que su caso es el minoritario. Yo conozco a un montón de autores que escriben como yo, prácticamente todos. Hacemos lo que se conoce como “conducir por la noche”: intuyes a dónde vas pero sólo conoces lo que tus faros son capaces de iluminar. Esto quizás te lleva en algunos momentos a callejones sin salida, pero finalmente siempre llegas a donde quieres ir.
Ya para finalizar, me gustaría volver a su personaje y su serie, de los que tengo entendido que se va a rodar una serie televisiva en el Reino Unido, lo que viene a confirmar su popularidad. ¿Qué siente al respecto?
Bueno, tengo sentimientos encontrados, pero no siento ninguna carga sobre el resultado final. Si es bueno o malo no tendrá mucho que ver conmigo. Respecto a la popularidad, tampoco creo que sea lo que les ha movido. Creo que simplemente les ha gustado el personaje y también las historias. Pero ahora serán adaptadas para la televisión y yo, que he trabajado en el medio, sé lo malo que es eso. Así que he adoptado la mejor postura que es la de alejarse, de modo que si resulta terrible diré que no tiene nada que ver conmigo, y si es brillante podré decir: “ese es mi libro ¿sabes?”.

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