Espido Freire - “Querida Jane, querida Charlotte” (Aguilar)
domingo, 17 de febrero de 2008 by AFerrando
Alguien me decía que no podía ser que sólo hablara aquí de libros que me habían encantado, que también había que dejar constancia de los que no te gustaban nada. Normalmente tengo bastante puntería, no dispongo de mucho tiempo para leer y por eso trato de elegirlos cuidadosamente, a través de referencias o de algún detalle que los haga atractivos para mí. Pero hay veces que te equivocas. No me había leído ninguna obra de Espido Freire, nada a parte de artículos suyos en periódicos y revistas, sin embargo tenía bastante curiosidad por ésta que se anunciaba como un viaje a las tierras de Jane Austen y las hermanas Brontë, un paisaje y unos personajes históricos magnéticos, que vivieron entre el siglo XVIII y XIX.
Desgraciadamente, Querida Jane, querida Charlotte me ha resultado un libro decepcionante por banal y ligero. El mundo de estas escritoras inglesas es muy goloso y aquí, aunque presentado como un viaje emocional por la propia autora, queda retratado muy a vuela pluma. De palabra Espido Freire deja bien claro lo mucho que las adora, lo mucho que las conoce, pero para mí estas afirmaciones se quedan solamente en palabras, como cuando en una película te explican lo que está pasando o cómo es un personaje y desisten de mostrártelo con acciones, gestos, omisiones.
El principio resulta prometedor cuando plantea su curiosidad hacia Austen y compañía: “A lo largo de los años, los expertos han analizado los aspectos más oscuros o desconocidos de sus vidas y de sus obras, han elaborado teorías para explicar lo inexplicable, es decir, cómo cuatro mujeres solteras y pobres, autodidactas, con mala salud, aisladas en el campo en un siglo que no potenciaba precisamente sus facultades, que murieron antes de llegar a la cuarentena se las arreglaron para escribir una docena de la mejores novelas en lengua inglesa”. Pero incluso ya a partir de ahí no podía obviar las referencias al propio proceso de escritura del libro, al viaje que Freire emprendió, a los inconvenientes con que se encontró, y la sensación que me dejaba página a página fue que todo se hacía sobre la marcha, sin demasiado rigor. Seguramente no fue así pero hablar con ironía de la cotidianidad, de los pequeños detalles y conseguir transportar con ello al lector es un arte que no todos los escritores poseen: “Junto al hotel que me hospedo en Leeds, un reloj muestra una inscripción poco alentadora: ‘Tempus fugit’. Decido tomarlo como un buen presagio: al fin y al cabo El tiempo huye es el título de mi primer libro de relatos. Bajo el reloj veo una tienda de vestidos de novia que propone que las jovencitas casaderas opten por un modelos de clara inspiración rococó, rojo, con un exceso de rosas y tul glacé. Discreto. La peluquería más sofisticada que he visto en mi vida ofrece sus servicios en la acera de enfrente. Se llama Fibre, y sólo acercarse a ella ya intimida”.
La primera parte está dedicada a Jane Austen y repasa, a través de varios capítulos, los diferentes lugares en que vivió y ambientó sus novelas la genial escritora inglesa: Bath, Southampton, Kent, Chawton, Steventon, Londres, Winchester. La segunda se centra en Charlotte, Emily, Anne, y la estructura a partir de la visita a cada una de las estancias de la casa donde ellas vivieron y donde se encuentra la Fundación Brontë. De sur a norte de Inglaterra, y de postre, una extensa bibliografía cuyo bagaje es una pena que no haya sabido transmitir Espido Freire. Un libro de viajes e impresiones tiene la obligación de contagiar y éste, conmigo, no lo ha conseguido.