Lorenzo Silva: "La novela histórica implica invención"


Aupado a la popularidad gracias a sus novelas policíacas, Lorenzo Silva es actualmente uno de los autores más populares de la literatura española. Y lo es no solo por sus obras de intriga, sino también por la versatilidad demostrada en una trayectoria en la que caben muchos otros registros. El blog del inquisidor (Destino, '08), su nueva novela, es otra prueba de ello. Una obra formalmente novedosa, que refleja la misteriosa relación que establecen dos desconocidos a través de internet a través de un hecho sucedido siglos atrás, y en la que también cabe el misterio.

El blog del inquisidor es un título muy sugerente, que mezcla nuevas tecnologías con un personaje del pasado, pero no es precisamente una novela de viajes en el tiempo, ni una novela histórica.
No al menos en el sentido convencional en que nos referimos ahora a ‘novela histórica’ tratando de reconstruir unos hechos históricos convirtiéndolos en un relato más o menos lineal. Aquí hay una referencia a un episodio histórico que es real, un proceso de la inquisición del siglo XVII que juzgó y condenó a unas monjas de un convento de Madrid y a su confesor por una serie de sucesos raros, aunque el caso fue posteriormente reabierto y las monjas absueltas. Esa historia es el punto de partida, pero en lugar de contarla directamente, lo que hago es mostrar a dos personajes contemporáneos que se interesan por ella, que coinciden en internet porque uno de ellos la escribe en un blog. Dos personajes que a su vez empezarán a tratar de averiguar más el uno del otro.

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Como dice, la obra tiene esa intriga de averiguar la identidad del otro y el elemento histórico, pero también parece un cuento sobre la comunicación en nuestros tiempos.
Sí, la historia del siglo XVII se pone al servicio de la sensibilidad contemporánea, aunque en muchos aspectos es la misma, porque hay cosas que son permanentes. Y al final es cierto que nos acaban interesando más los personajes que investigan, en qué medida encuentran en esa vieja historia de las monjas un eco o una metáfora de sus propias vidas, e incluso su propia redención.

A nivel narrativo, la obra le habrá supuesto un ejercicio de estilo, al emplear los formatos de los blogs y los chats. Qué le vino primero a la hora de escribirla, ¿el fondo o la forma?
La verdad es que soy incapaz de disociar esas dos cosas. Creo que el fondo empieza a construirse con la forma, y la forma la defines a partir de lo que quieres contar. Hay una interrelación muy clara. En este caso lo que pretendía era recoger esa nueva forma de comunicación humana y me pareció que el mejor modo de hacerlo era procesar literariamente esos esquemas que ha creado internet. Esta es una novela epistolar, pero en lugar de utilizar la vieja carta postal que sustentaba la novela del XIX utiliza las herramientas que brinda internet.

Respecto al contenido, llama la atención que haya recuperado un caso real tan extraño. ¿Cómo lo conoció?
Fue hace muchísimos años a través de un libro de Julio Caro Baroja, llamado ‘Las formas complejas de la vida religiosa’, y que habla de las herejías españolas de los siglos XVI y XVII. En ella comentaba el caso de Teresa Valle en un pequeño pie de página, aunque en él ponía lo que me interesaba como novelista: que en la Biblioteca Nacional se conservaba su pliego de descargas, lo que quería decir que podría consultar directamente la voz de la protagonista. La voz de una mujer defendiéndose sola de la inquisición era un material excepcional sobre el que había que hacer algo. Aunque tardé mucho en encontrar la forma de hacerlo sin acudir al formato lineal de la novela histórica que me habría obligado a inventarme muchas cosas que no eran verdad y a decidir sobre cuestiones concretas en un sentido en el que no tengo elementos suficientes para decidir. Yo he leído tanto la acusación del fiscal hablando horrores del convento, como la defensa de la monja. ¿Quién dice la verdad? Yo no lo sé.

Comparte entonces la opinión de su personaje en el libro sobre la novela histórica.
Lo cierto es que yo he disfrutado con la novela histórica, y no soy yo un escritor que desprestigie a quien elige unas opciones distintas a las suyas. Lo único que digo es que no es mi opción, no que valga menos o sea peor. Eso sí, hay que observar que la novela histórica implica invención, y en muchas ocasiones, sus escritores no permiten al lector deslindar concretamente lo que es ficticio de lo que está documentado, que tampoco digo que sea verdad porque el hecho de que algo esté documentado no implica su veracidad.

Al género que más veneración dedica, por el volumen que dedica en su bibliografía, es al negro.
Sí, aunque no ocupe ni la mitad de mi producción, sí es lo que más ha llamado la atención (risas).

¿Está preparando ya alguna obra en esa línea?
Sí, de hecho, desde hace unos años, al margen de mi trabajo en otros campos voy alternando más o menos una novela de género con otra llamémosla libre. Esta era la libre y, efectivamente, he empezado ya con la policíaca, recuperando a mis personajes más conocidos.

Imagino que una novela como El blog del inquisidor le exigirá más que recuperar a su pareja de la Guardia Civil.
Se dan, desde luego, problemas que en las otras novelas tengo resueltos. En aquellas los personajes ya están construidos, tienen su personalidad, su biografía; mientras que aquí los tengo que hacer, es un ejercicio nuevo. Pero también aquellas novelas tienen su dificultad. El hecho de partir con unas premisas a las que te debes sujetar, con las que debes ser coherente, limita mucho. Supone un reto como creador: el de tratar de innovar en algún sentido.

Aunque esta novela no sea de género, no podría dejar de preguntarle por el buen momento que parece pasar ahora la novela negra. ¿Es realmente un momento tan bueno?
En España sin duda, yo diría que el mejor de la historia. De hecho en España apuntó un poco en los ochenta pero luego se hundió en los noventa en una sima de desprecio. Pero ahora es un fenómeno floreciente, con lectores, con multitud de actividades en torno a él. Pero creo que también se debe a que los escritores de género negro en España han aprendido a contar historias que reflejan la realidad muchas veces de un modo que otro tipo de escritores no consiguen.

¿A nivel de crítica se ha logrado también superar el prejuicio?
Yo creo que sí. Se ha superado eso de que novela negra es igual a novela popular, novela popular igual a novela barata, y novela barata igual a novela de menor entidad. Creo que eso ya quedó mucho más atrás. Es un género que forma ya parte del canon occidental y de las grandes creaciones culturales de occidente en el siglo XX.

Se acaba la entrevista y no le he preguntado por su blog, que tiene, por cierto, un poco abandonado.
No (risas). Es que paradójicamente, aunque el blog me parezca una herramienta de comunicación muy interesante, no es para mí. Necesito tanto tiempo para mis novelas, tanto para escribir el resto de cosas que hago, que no encuentro espacio en el día para escribir un blog como es debido. Puede parecer una paradoja, pero yo no soy bloguero.

AUTOR POLIFACÉTICO
Aunque seguramente la mayor parte del público lo conozca por sus novelas, Lorenzo Silva escribe textos también para otros medios. Uno de sus últimos trabajos fue el guión, junto a Antonio Onetti, de 20 N. Los últimos días de Franco la ‘TV movie’ que recientemente estrenó Antena 3. Esta relación con la pequeña pantalla llevó a muchos de sus seguidores a pensar que el autor de Carabanchel también estuvo detrás de la serie Patricia Marcos: desaparecida, protagonizada por una pareja de la Guardia Civil muy similar a la de sus novelas negras, aunque él lo desmiente: «El guionista de la serie me llamó para jurarme que todo eran coincidencias. Qué puedo decir yo. Al menos tuvo el detalle de llamarme (risas)».

REFERENTE 'CRIMINAL'
La popularidad obtenida por sus personajes Bevilacqua y Chamorro a raíz de la obtención del Premio Nadal del 2000 con
El Alquimista Impaciente y la serie de novelas que llevan protagonizando desde 1998 ha posicionado a Lorenzo Silva entre los referentes españoles de novela negra. Un género seguido por miles de lectores y que cuenta con varios encuentros literarios a lo largo y ancho del país, en los que el autor siempre supone una presencia destacada. Sin ir más lejos, hace pocas semanas se estrenó uno nuevo en Getafe, en el que el autor de Carabachel ejerció de comisario. «Fue una experiencia muy gratificante. Haber introducido a Madrid a la geografía del género negro, y haberlo hecho a través de una ciudad de la periferia como es Getafe, asentándolo en un año como éste, ha sido una satisfacción», nos comentó.

Entrevista publicada originalmente en el suplemento de ocio de Superdeporte el 2 de enero de 2009.

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