Si hay un cómic grande entre los grandes, con todos los que hemos sacado por aquí…para mí es éste. Dentro de poco hará un año que se publicó por fin en España y nos alegró la vida. Hay libros como Fun Home que devoras en dos sentadas y que, sin embargo, te gustaría que duraran para siempre, como en la viñeta de Liniers. Son los que marcan diferencia. Decía que me había alegrado la vida, aunque esta novela gráfica es más tragedia que comedia pero es lo que hay cuando se encara la realidad conscientemente, y es precisamente el drama lo que pone las cosas en perspectiva. Alison Bechdel cambia de registro, de los desenfadados álbumes Unas bollos de cuidado sobre su entorno lésbico, al relato intenso y personal de una novela gráfica de las que hacen época y que fue elegida entre los mejores libros del año 2006 por cabeceras como The New York Times.

Cuando leemos Fun Home no podemos dejar de pensar en la querida familia Fisher de Six feet under, con la que los Bechdel comparten negocio. El entorno que rodea a la autora en su infancia, y que tan bien muestra aquí, le marca y resulta idóneo para tratar sobre la muerte, la vida, el encierro, la represión… ella vive todo eso de cerca, entre la extrañeza y la naturalidad según el caso. El poeta William Wordsworth decía aquello de “el niño es el padre del hombre”, una verdad fundamental que nos explica muy bien y que aquí contemplamos en la evolución de la pequeña Ali: las relaciones de la particular familia, el ambiguo matrimonio que forman sus progenitores, su despertar sexual como lesbiana en la universidad, la muerte del padre, su conflictiva e intensa relación con él (“es verdad que no se suicidó hasta que tuve casi veinte años. Pero su ausencia resonó retroactivamente, reverberando a través de todo el tiempo que le conocí”)….y todo a través de unas viñetas preciosas, llenas de poesía, que conmueven, que maravillan.

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Lo mejor de Fun Home es el hilo del relato, el continuo tanteo en idas y venidas, la verdadera exploración que la autora hace de su propia biografía y de qué manera entrelaza su histo
ria y la de su padre, su alumbramiento en presente y la decadencia y tormento de él en el pasado. Hay una total impudicia por parte de Bechdel al mostrar los secretos de su familia, como una catarsis necesaria con la que expiar el sufrimiento. No en vano les dedica el libro a su madre y hermanos diciendo “lo pasamos muy bien a pesar de todo”. ¿Y dónde queda entonces la parte cómica? Pues como la vida misma, en la desgracia también cabe la risa, y es en los pequeños detalles cotidianos donde encontramos lo entrañable de una familia: en la cara de alucine de los hijos ante el furor esteticista del padre y su inflexibilidad ante la combinación de colores a la hora de vestirla (“Yo era espartana y mi padre era ateniense. Yo era moderna y él victoriano. Una marimacho para su princesa. Yo era utilitarista y él un esteta”), en las ocurrencias infantiles y las situaciones esperpénticas que se daban en una funeraria habitada por tres niños. Y todo ese recorrido, plagado de citas y referencias literarias muy bien traídas, con un lugar preponderante para Marcel Proust pero también con la erótica interpretación que hace la autora con su novia del libro de Roald Dahl James y el melocotón gigante. Vamos, una delicia.

1 comentarios:

    On 22 de febrero de 2009, 18:33 Anónimo dijo...

    A mi, en cambio, me pareció un pelín pedante el cómic. Lo comento en http://blog.metropolislibros.com/comic/fun-home-una-familia-tragicomica-de-alison-bechdel/

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