Stieg Larsson - “Los hombres que no amaban a las mujeres” (Destino)

Desde que me dio por leer entero El código Da Vinci, me resisto por sistema a empezar cualquier superventas... hasta que, como en este caso, alguien cercano, con buen criterio y seguramente con menos prejuicios literarios, me convence de lo contrario. Creo que Los hombres que no amaban a las mujeres sigue, merecidamente, en los primeros puestos de ventas desde que diera el salto a las librerías españolas, el pasado junio, desde la editorial Destino.

Si os gusta la novela negra y no estáis buscando leer “una obra literaria mayor” (entre otras etiquetas por el estilo que le han colgado al libro en las contraportadas), sino simplemente una novela cautivadora y fresca, ésta puede ser la vuestra. La primera parte de Millennium, una trilogía que continuará con La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina, que saldrá a la venta el próximo 25 de noviembre, ha sido un fenómeno editorial en Suecia (país de procedencia de su autor, Stieg Larsson, cuya biografía profesional y su muerte prematura en 2004, justo después de la última entrega de Millennium, han contribuido a la creación de un mito, con polémica familiar incluida alrededor de su legado literario) y también en otros países europeos como Francia o Reino Unido.

Para desmontar las amplias expectativas puramente literarias que por arte de márketing se han creado en torno al libro baste leer esta crítica como ejemplo, cuyo autor lo explica de forma muy didáctica. Ahora bien, también es cierto que no es el márketing quien ha creado esta intensa saga, ni quien ha conquistado incluso a aquellos lectores que no son aficionados a la novela negra. Según el artículo de Lorenzo Silva en El País, el propio autor estaba totalmente convencido del éxito que tendrían sus novelas. Y acertó.

Seguir Leyendo...

Larsson elige muy bien los ingredientes de sus novelas: unos protagonistas nada convencionales, el periodista Mikael Blomkvist (seguramente ‘alter ego’ del autor), de 45 años, vehemente en su trabajo y con una vida íntima un tanto agitada, y Lisbeth Salander, de 24, una auténtica ‘outsider’ que ha llegado –cosas del destino- a convertirse en detective privada y en una joyita de personaje en el que se centrará la segunda novela; algunas pinceladas interesantes sobre la sociedad sueca –como telón de fondo de la historia principal- que distan mucho de dar una imagen complaciente de ésta (en algo ha de notarse que el autor no era un periodista acomodaticio, sino un experto en la extrema derecha de su país que escribió sobre los oscuros lazos que la unen con la política y las finanzas). Según una amiga sueca, adicta a Millennium, y a quien el “no amaban” del título le sonaba mucho más templado que el “odiaban” sueco, el juego con algunos espacios, hechos y personajes reales es un factor atrayente para el público de allí.

En fin, el libro contiene violencia; los hoy más de moda que nunca escándalos financieros; corrupción y poder; oscuros crímenes; una estructura bien definida: historias que confluyen a un ritmo creciente... En las primeras 145 páginas el nudo de la novela está planteado y a partir de ahí no puedes parar hasta zamparte las más de seiscientas que lo componen. Sin embargo, lo que creo que puede haber resultado un gancho fundamental es la total falta de cinismo que a pesar de todos esos escenarios violentos se percibe; no se puede dejar de tener la sensación de que el autor tiene un fuerte, e incluso cándido, sentido de la ética, por supuesto también periodística... Es un optimista y eso, en estos tiempos en los que una se siente tentada a dejarse caer en las garras del pesimismo y de las profecías apocalípticas, se agradece.

Para mí, la lectura de las peripecias de Blomkvist y Salander ha sido como leer un cómic de superhéroes cuyos poderes son, sin embargo, bastante humanos. En fin, un libro muy recomendable para quien pretenda pasar un buen rato y algún que otro muy malo que te hace “taparte los ojos-cerrar el libro” (en Suecia, ya se está rodando la primera parte de la saga), e incluso alguno de desahogo al más puro estilo “chúpate ésa” tarantinesco. A diferencia de El código..., esta novela consigue el objetivo editorial de presentar un producto bastante redondo para un público muy amplio sin que los lectores más exigentes sientan que han perdido el tiempo al cerrar el libro. Yo, al menos, estoy deseando sumergirme en las páginas de la segunda entrega.

4 comentarios:

    Creo que muchos compartimos tu crítica. Al final el boca a boca sigue funcionando. A mi también me encantó la novela. Y me ha gustado lo de los desahogos tarantinescos.

    Saludos

    Gracias fab. Sí, hay algún momento que pareces estar viendo una escena de Kill Bill o Death Proof, ¿no? Creo que es un libro muy cinematográfico también, así que esperemos que las pelis no nos defrauden.

    http://www.stieglarsson.com/the-movies

    On 12 de diciembre de 2008, 12:36 Anónimo dijo...

    Estoy terminando de leer la segunda parte de la saga, y os aseguro que me está gustando más que la primera. Más que eso: me está entusiasmando

    A mí me gustó mucho el libro, el segundo aún lo tengo pendiente ...

    Y conforme lo leía también pensaba en una película, a ver si no defrauda.

    Saludos. Buen blog.

Blogger Templates by Blog Forum